El conflicto salarial de este año, que amenaza con impedir el inicio del ciclo lectivo 2014 en todo el país, se parece a la zaga de una película taquillera de Hollywood, donde los actores son los mismos, pero algunos roles cambiaron, y los que antes eran amigos, hoy, son enemigos.
En 2013, el conflicto salarial docente se expresó con mayor fuerza en la provincia de Buenos Aires. ¿Por qué? Porque el Gobierno nacional decidió abandonar a su suerte a Daniel Scioli, no le aportaron ninguna ayuda, billetes más precisamente, por lo que el ex motonauta tuvo que encontrar las soluciones por sí solo, frente a la mirada inquisidora del Gobierno nacional.
El año pasado, las paritarias nacionales terminaron cuando el Poder Ejecutivo, decreto mediante, dispuso el aumento salarial en forma unilateral.
Pero ahora, 365 días después, el “enemigo” de los gremios es el Gobierno nacional. Es que de su decisión de hoy, acuerdo o conflicto, depende de la actitud que adoptarán los gobernadores, o sea, los mandatario que acatan todos los instructivos que salen desde la Casa Rosada.
Por eso, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, junto a los ministros de Economía, Axel Kicillof, y de Educación, Alberto Sileoni, se debate con los gremios docentes en un proceso de fuerte desgaste político.
Mientras tanto, Scioli mira desde lejos cómo se desenvuelve la paritaria, sin sufrir ningún desgaste político ya que, como fiel soldado kirchnerista, acatará el aumento que dicte el PEN mediante decreto, o el valor que surja de las paritarias con los docentes, y los aplicará en su provincia.
Scioli deja transcurrir las horas entre su viaje a la congelada Nueva York, ratifica su voluntad de ser presidenciable en 2015, se reúne con los intendentes, encabeza una reunión del PJ Bonaerense, juega al fútbol con sus amigos, tratando siempre de mantener su perfil de hombre pacificador y amigo de todos y todas.